El dilema de la calidad – y una historia que lo confirma todo
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Desde hace más de 35 años trabajo en la industria óptica.
En todos estos años me ha acompañado un principio – tanto en lo personal como en lo empresarial:
La calidad decide el futuro de una empresa.
Así me educaron, así aprendí y así trabajo hasta hoy.
Una frase está firmemente arraigada en mi ADN:
“Con el precio solo te enfadas una vez – con la mala calidad todos los días.”
O dicho de otra manera:
Quien tiene poco dinero debería invertir en calidad – porque dura más que cualquier ventaja de precio.
Pero aquí es donde comienza mi dilema.
Este año muchos clientes potenciales me han dicho:
“Compraría contigo inmediatamente – pero tu producto me parece demasiado caro.”
Mi respuesta siempre es honesta:
Sí, podría fabricar una maleta que sea hasta un 60 % más barata.
Pero entonces tendría que hacer concesiones – en el cuerpo, en las ruedas, en el trolley, en el material exterior, las costuras y en el montaje. (La imagen muestra el interior del cuerpo de nuestro material (verde) y un material más económico nuevo después del control de calidad (rojo).
Pero entonces ya no sería un Pull Up Case.
Sería un producto con licencia – sin nuestra alma y sin nuestra promesa.
Nuestras maletas están hechas para durar 10–15 años –
no solo 2 - 3 años como muchas otras maletas estándar típicas.
Con esto, garantizamos menos desperdicio, clientes satisfechos y una buena conciencia.
Y entonces llegó un momento que confirmó absolutamente mi camino:
🔹 Una maleta del año 2014 – y una historia que me conmovió
Recientemente me contó Cliff Robinson de REVO Sunglasses New York,
que desde febrero de 2014 viaja por el mundo con una de nuestras maletas – varias veces al año.
11 años de uso intensivo.
Ferias, visitas a distribuidores, viajes internacionales.
Incontables vuelos, rutas de transporte y usos intensos.
Por supuesto, la maleta muestra marcas de uso por fuera – y debe ser así.
Pero lo impresionante es:
👉 Sigue funcionando perfectamente.
Cuando escuché eso, para mí quedó claro:
Tengo que recomprar esta maleta.
No como un trofeo.
Sino para contar esta historia –
y para mejorar aún más nuestros productos, aprendiendo de cada marca, cada rasguño y cada desgaste.
Esta maleta es una prueba:
La calidad no es una palabra de marketing.
La calidad se demuestra en el día a día.
Y no se fabrica barato.